
Pasión Musical: El viaje sonoro de Ramón Rocha Scardino: “No hay nada más lindo que saber que lo que haces ha tocado a alguien, se genera una especie de complicidad”

La escena musical boliviana vibra con la versatilidad y el talento de Ramón Rocha Scardino, un nombre que resuena con fuerza en diversos proyectos y colaboraciones.
Desde sus inicios explorando las cuerdas hasta sus elogiados arreglos y composiciones, Rocha Scardino ha tejido una trayectoria sonora rica y multifacética. Ahora, su sensibilidad musical se expande a nuevos horizontes al encargarse de la banda sonora del documental "On Fire", una producción que celebra los 150 años de la Sociedad Teosófica.
En esta entrevista exclusiva con Boliviana (BOL), Ramón Rocha Scardino (RRS) nos adentra en el proceso creativo detrás de la música de "On Fire". Además, reflexiona sobre su ecléctico recorrido musical, sus colaboraciones más significativas y ofrece valiosos consejos para las nuevas generaciones de músicos bolivianos que buscan forjar su propio camino en el apasionante universo de la música.

- BOL: Sobre su trabajo en la música del documental "On Fire" ¿cómo surgió esta oportunidad de colaborar en un proyecto que celebra los 150 años de la Teosofía?
- RRS: Compuse la música para un cortometraje de video-danza que la directora del documental escuchó, a través de un amigo. Le gustó la música y me contrató para “One Fire”.
- BOL: En el tráiler se percibe una atmósfera sonora muy evocadora. ¿Podrías hablarnos un poco sobre el enfoque musical que elegiste para "On Fire"? ¿Qué instrumentos o sonoridades predominan en la banda sonora?
- RRS: Usé elementos orquestales, pero también un sonido más moderno orientado al soundscape. Primero conversamos con la directora, Terhi Ahava, para comprender su visión y estética. Ella buscaba algo épico, lo que hace que este no sea un documental convencional.
Como compositor, uno puede tomarse ciertas libertades, siempre dentro de los márgenes definidos por el director. También existen limitaciones presupuestarias: por ejemplo, a veces no es posible contar con una orquesta real y hay que recurrir a librerías virtuales. El arreglo debe adaptarse a las herramientas disponibles.
- BOL: A lo largo de tu carrera, has demostrado una gran versatilidad como músico y compositor. ¿Sientes que este trabajo para "On Fire" te ha permitido explorar nuevas facetas de tu creatividad o experimentar con géneros o estilos diferentes?
- RRS: Sin duda me siento muy cómodo haciendo este tipo de trabajo. Me permite explorarme en profundidad y llevar al límite mis capacidades como compositor. Además, tengo la suerte de contar con la confianza absoluta de la directora, que me otorga libertad para expresarme, siempre respetando los parámetros que ella establece.

- BOL: Tu nombre es sinónimo de talento en la escena musical boliviana. ¿Cómo describirías tu viaje musical desde tus inicios hasta convertirte en el músico y compositor que eres hoy? ¿Hubo algún momento o influencia clave que marcó tu camino?
- RRS: Es un camino que comenzó desde muy temprano. La música siempre estuvo presente en mi familia y mi papá me enseñó a tocar la guitarra a los 9 años.
Desde entonces tomé distintos rumbos: primero con la guitarra clásica, luego la eléctrica y el rock, después el jazz y el folklore, y más adelante la producción musical y la música para cine.
Son tantas las influencias y caminos recorridos que realmente no me gusta definirme. No siento que haya un antes y un después en mi carrera, aunque sin duda mis años de estudio en Buenos Aires fueron de gran crecimiento.
- BOL: Has trabajado con agrupaciones como Tupay y el Grillo Villegas, dejando una huella sonora distintiva. ¿Qué te atrae de colaborar con otros artistas y cómo abordas el proceso de integrar tu visión musical con la de ellos?
- RRS: Creo que uno crece mucho al colaborar y formar parte de otros proyectos, al observar distintas visiones y formas de trabajar. Aprendes a adaptarte y a no adoptar posturas rígidas, porque a veces uno puede no compartir ciertas decisiones, pero es fundamental comprender tu rol y hasta dónde se te permite participar.
En ese sentido, valoro mucho la apertura y humildad de Terhi Ahava, quien me brindó mucha confianza y libertad expresiva. No es habitual que alguien suelte el control de sus proyectos personales y se nutra de quienes lo acompañan, al menos en nuestro medio.
- BOL: Tus arreglos son muy elogiados por su creatividad y profundidad. ¿Cuál es tu filosofía o enfoque al abordar un arreglo musical?
- RRS: No tengo una filosofía fija; encaro cada nuevo proyecto desde cero, dándole el lugar único que merece. Lo que sí evito es caer en el exceso de tecnicismo. Creo que hay que partir de lo esencial; luego se pueden trabajar los detalles, la armonía y otros elementos, pero detrás de las notas hay cosas más importantes.
También procuro no entenderlo todo: la mente no siempre puede abarcar lo que el oído concibe.

- BOL: Bolivia tiene una riqueza musical increíble, ¿Influyen las tradiciones musicales bolivianas de alguna forma en tu trabajo?
- RRS: La música boliviana es muy rica y disfruto mucho interpretarla, pero ninguna de mis influencias es un elemento constante. Pueden estar presentes o no, dependiendo del contexto.
El otro día, por ejemplo, hice un arreglo con guitarras de aire flamenco. Me encanta ese sonido, pero no necesariamente lo incorporo siempre.
- BOL: El público boliviano te conoce y aprecia tu música. ¿Cómo describirías la relación que tienes con tu audiencia a lo largo de los años?
- RRS: Siento el cariño de la gente que me sigue y estoy muy agradecido. No puedo decir que tengo muchos seguidores, pero percibo que mi música encuentra oídos sinceros. No hay nada más lindo que saber que lo que haces ha tocado a alguien, se genera una especie de complicidad: ambos testigos de algo bello que ocurre y que a la vez va más allá de ambos
- BOL: ¿Cuáles son tus proyectos futuros?
- RRS: Seguiré trabajando con Terhi y haciendo música para cine, pero luego de este documental lanzaré algunas producciones personales que tengo pendientes.
Aparte de eso se viene la gira con el Grillo en junio, seguiré tocando con Tupay y dando clases, disfruto mucho de dar clases. Quizás haga algunos talleres de Film Scoring también.
- BOL: Para los jóvenes músicos bolivianos que aspiran a seguir tus pasos, ¿qué consejos o reflexiones compartirías basándote en tu propia experiencia en el mundo de la música?
- RRS: Les diría que confíen en su visión. Que no hay una autoridad absoluta en la música, que cada persona tiene una manera única de expresarse.
La estandarización y los moldes muchas veces destruyen la creatividad. Pero, por supuesto, la humanidad tiene siglos de evolución musical, y es fundamental explorar, escuchar mucho y dejarse influenciar de forma sana. Hay una línea delgada que hay que aprender a distinguir.
Personajes
Mondacca: El teatro no tiene jubilación para el actor boliviano que cumple 52 años habitando en escenarios


David Mondacca no eligió el teatro: el teatro lo eligió a él. Un error fortuito en 1973 —confundir el timbre de un curso de filosofía con uno de actuación— lo llevó a descubrir su destino entre luces, textos y silencios cómplices.
Hoy, con más de cinco décadas de carrera, su voz no solo narra historias, sino que encarna la memoria viva del teatro boliviano. Actor, director, dramaturgo y formador de generaciones, Mondacca ha sido testigo y arquitecto de una escena que fusiona lo ancestral con lo universal.
Con un estilo que mezcla lo ritual y lo cotidiano, Mondacca (DM) ha convertido el escenario en un espacio sagrado donde el público no solo ve, sino vive. En esta entrevista con Boliviana (BOL), el maestro desgrana anécdotas y confiesa sus batallas íntimas.

- BOL: ¿Podría contarnos sobre sus inicios en el teatro?
- DM: Corría el año 73, tenía 17 años, y venciendo mi timidez conocí a una muchacha. Al final de nuestra charla me dijo: en tu vida hace falta la filosofía. Al día siguiente me citó a determinada dirección donde se impartía un curso de filosofía. Era mi primera cita. Me equivoqué de timbre y entré a una sala donde había un montón de jóvenes que hacían algo así como Tai Chi, todos estaban con los ojos vendados.
En ese curso nadie hablaba, todos tenían una actitud seria, adusta, grave. Al tercer día me enteré que era un curso de teatro, dictado por el maestro Eduardo Perales. Pensé: ¿Yo actor? Salí de allí avergonzado de mí mismo, de semejante equivocación, pero al pasar por la sala contigua, escuché al maestro Freddy Amusquibar decir un texto del personaje de Esopo, el de las fábulas… “Debe existir un lugar en el mundo donde haya un arroyo, donde se pueda beber el agua en el hueco de las manos, siin que nadie tenga que decirnos que es hora de tener sed o de tomar agua…” En ese momento se abrió otra dimensión ante mí. Han pasado 52 años, no me moví más del escenario.
- BOL: ¿Cuál ha sido el momento más destacado de su trayectoria?
- DM: La primera vez que el público se puso de pie. Sentí que el personaje y yo éramos uno: mi alma, mi voz, mi cuerpo se fundían con él. Esos segundos son un acto mágico… como si el tiempo se detuviera. No es vanidad, es la confirmación de que logramos conmover.
- BOL: ¿Cómo ha evolucionado el teatro boliviano en 50 años?
- DM: Veo nuevas generaciones hambrientas, con un fuego que me recuerda al mío. He sido testigo del nacimiento de actores que hoy son referentes, y algo tuve que ver en su formación: les mostré la magia detrás del telón.
En mis talleres “Ser o no ser actor” —que doy hace 30 años— les digo: “El teatro no es un hobby, es una forma de existir”. Ahora hay más diversidad, tecnología… pero el corazón sigue siendo el mismo: contar nuestra verdad.

- BOL: ¿Cuál es su obra favorita, de las que ha dirigido o en las que ha actuado?
- DM: Todas las obras son favoritas, en todas uno ha dejado parte de su alma, todas habitan en nuestro mundo interior. Pero si tengo que destacar alguna, sería “Eureka” mi primer unipersonal. La destaco por la intensidad que requiere, por la entrega, y por la reacción del público, que siempre termina estremecido ante lo que acontece con el personaje, que desciende a los infiernos de Dante.
Otra obra sería “Moreno de Plata” una exaltación de la danza nuestra, fue mi primera obra escrita para el bicentenario de la ciudad de La Paz. Logramos transmitir la devoción de la fiesta a un público que salía del teatro municipal danzando.
Por supuesto también toda la zaga “saenciana”, siete puestas en escena, cuatro adaptaciones de textos del propio Jaime Saenz.
- BOL: ¿Cuál ha sido el personaje más desafiante que ha interpretado y por qué?
- DM: Seguramente el personaje más desafiante que he interpretado es Charles Bukowski, por la visión descarnada que él tiene de la vida, había que mantener distancia pues este autor no sólo te toma el cuerpo también te toma el espíritu. Tuve que explorar toda su escritura y leerme varias biografías sobre este tremendo escritor. Mantener la distancia con él, se hizo difícil.
- BOL: ¿Cómo influye la cultura boliviana en su trabajo?
- DM: Cuando trabajé con el teatro popular entendí que teníamos mucho que contar. Con mi elenco Mondacca Teatro debíamos renovar ese concepto de lo popular.
Con toda la influencia de autores universales, de escritores, cuentistas y filósofos bolivianos, nuestro propósito estaba claro: exaltar nuestras raíces, nuestra cultura.
De ahí que en mi dramaturgia, están presentes nuestros personajes: La China Supay, El Moreno, el lustrabotas, el poeta de la noche, la ch’alla.
- BOL: ¿Cuál es el reconocimiento que más lo marcó?
- DM: Fueron determinantes los reconocimientos en México en 1989 junto a Maritza Wilde en el Festival del Siglo de Oro Español. El Kusillo del Fitaz en el 2000, otro en el Festival Internacional de Santa Cruz y también en el hermano país de Chile en el Zicosur, premio a la trayectoria o nombramiento como Embajador de los Temporales Teatrales de Puerto Montt.
- BOL: ¿Cuáles son sus proyectos futuros?
- DM: Estamos trabajando en la adaptación y montaje de: “El Viejo Indecente” reescritura de cuentos de Charles Bukowski y en una versión de La Metamorfosis de Kafka. Y para recobrar el asombro cuentos del poeta niño… Oscar Alfaro. No olvidemos que celebramos el Bicentenario y creemos importante la difusión de Aparapa - La Paz de Saenz, dirigida por Claudia Andrade y adaptación de Blanca Wiethüchter.
- BOL: ¿Cómo le gustaría ser recordado?
- DM: Tal vez como alguien que, a pesar de los vientos contrarios y los varios naufragios, vivió su pasión y su arte. Como alguien que fue consecuente con sus sueños y principios. Como alguien que busco la impecabilidad en la vida.
Personajes
BoA expande alas: La aerolínea bandera de Bolivia anuncia nuevas rutas fortaleciendo su presencia internacional e, internamente, un repotenciamiento de sus capacidades humanas y técnicas


La gestión de Mario Borda al frente de Boliviana de Aviación (BoA) se proyecta con una visión estratégica que abarca la expansión de rutas y una audaz apuesta por la autonomía en el mantenimiento aeronáutico. En una entrevista exclusiva con la revista Boliviana, el ejecutivo explicó sus planes.
Desde su llegada, el gerente general de la compañía ha puesto énfasis en la expansión de la empresa y en la significativa reducción de costos para el país al impulsar la reparación de aeronaves directamente en los talleres de BoA.
Esto, según sus palabras, permitirá "reparar los aviones de BoA en Bolivia, lo que significa una reducción de costos de varios millones de dólares que nuestro país no tiene para gastar y que se los va a hacer en los talleres de Boliviana de Aviación”.
En cuanto a la conectividad, BoA mira hacia nuevos horizontes. Borda anunció con entusiasmo la próxima apertura de rutas clave: "Nosotros tenemos la apertura de las rutas a Chile, Santiago, Iquique y Arica para fin de mes. Tenemos planeado abrir las rutas de Cusco, Bogotá y a partir del primero de junio tenemos Barcelona y vuelos especiales a Milán".
La expansión no se detiene allí, ya que el gerente general adelantó operaciones hacia "Washington y Panamá" en junio, con la mirada puesta en "México" probablemente en julio.
Capital valioso

Al evaluar el estado actual de la aerolínea, Borda reconoce el valor de su capital humano: "BoA tiene un gran activo que son sus trabajadores", dijo.
Destaca la sólida estructura de la empresa, fruto de "un trabajo bien hecho a lo largo de tantos años que ha tenido y que indudablemente constituye un pilar para el transporte aéreo público nacional".
"Destacar el grupo humano que constituye BoA. Comparativamente, en el mundo el 28% de los ingresos de las aerolíneas se gastan en recursos humanos; en Bolivia, BoA no llega al 2%”, explicó.
Agregó que la mayoría de aerolíneas tienen 110 empleados por avión, pero BoA tiene 60 empleados por avión que hacen un gran esfuerzo para cumplir con su labor.
“BoA es eficiente en su número de empleados versus aviones y es eficiente en cuanto a los gastos que tiene. BoA genera alrededor de 52 millones de dólares por mes y gasta 11. BoA genera una cantidad de recursos al Estado", afirmó.
Los desafíos

En el contexto de planes de expansión, los retos principales de Borda se centran en "la seguridad, la puntualidad, la eficiencia y la transparencia".
La eficiencia operativa es una prioridad palpable en la gestión actual. El gerente general afirma con datos concretos: "Hoy en día usted puede ver que hemos duplicado los ingresos de BOA porque hemos puesto aviones más eficientes. Entonces eso ha generado la mayor cantidad de recursos".
Para asegurar la continuidad y el crecimiento, la flota se expandirá con la llegada de nuevas aeronaves: "Estamos trayendo tres aviones más; tendremos uno probablemente a mediados de este mayo, otro en agosto y otro en septiembre. Con esos tres aviones Bolivia va a tener asegurado el transporte aéreo en este año y el próximo”, aseguró.
Ante la creciente demanda y las limitaciones de la infraestructura actual, Borda plantea soluciones innovadoras: "Nosotros hemos estudiado desconcentrar a Viru Viru y volver a habilitar el Trompillo para las rutas nacionales porque realmente el aeropuerto de Viru Viru ha quedado pequeño", explicó.
También reconoce los desafíos climáticos que afectan la operatividad, mencionando que "en esta época del año Bolivia tiene cielos bajos, tiene una opacidad por el otoño y el invierno. Eso aún más nos limita porque ahora tenemos que proyectar operaciones mucho más seguidas porque hay periodos que no se puede operar".
Taller de motores, un hito

Un hito trascendental en la gestión de Borda es la implementación de un taller de motores, un proyecto largamente esperado que marca un antes y un después para la aviación boliviana.
"Hemos terminado de implementar el taller de motores y estamos haciendo el primer motor para el C37-700 con ayuda técnica de Estados Unidos, con ingenieros de Bolivia y los técnicos antiguos que tenía el LAB, estamos reparando la primera turbina”, anunció Borda.
Una turbina normalmente costaría a BoA entre 2 y 3 millones de dólares y en el taller de la presa ese precio bajará a unos 200 mil dólares.
Borda resalta la recuperación de talento nacional al convocar a "esos mecánicos antiguos, a los que hemos podido, y con los mecánicos actuales que tenemos, los jóvenes".
Mirando hacia el futuro, BoA también apuesta por la formación y el desarrollo de talento local. "Nosotros ahora estamos haciendo un posgrado de un año para ingenieros que van a tener la licencia de técnicos aeronáuticos. En todas las especialidades eso se va a hacer aquí en BoA y con eso vamos a tener nuevos técnicos en aeronáutica”, anunció.
Personajes
Daniela Peterito: «No quiero hacer literatura desde la ansiedad. Por eso escribo mucho y publico poco. El descarte es parte de mi método”


En el vibrante universo de la literatura boliviana contemporánea, la voz de Daniela Peterito resuena con una fuerza singular. Sus obras, tejidas con sensibilidad y una profunda comprensión de la condición humana, exploran las complejidades de la identidad, las relaciones y el entorno social con una prosa que cautiva y conmueve.
Con una trayectoria literaria en constante ascenso, la escritora chuquisaqueña se ha consolidado como una autora imprescindible, cuyas narrativas invitan a la reflexión y dejan una huella imborrable en el lector.
En esta entrevista con la revista Boliviana (BOL), nos adentraremos en el universo creativo de Daniela Peterito (DP), explorando sus motivaciones, sus procesos de escritura, las influencias que han marcado su obra y su visión sobre el panorama actual de la literatura.

- BOL: ¿Qué le inspiró a convertirse en escritora y gestora cultural?
- DP: Siempre escribí. No fue una decisión planificada, sino una forma de habitar el mundo. Al margen de un sistema educativo que rara vez estimula la sensibilidad o la singularidad, la escritura apareció como una herramienta de introspección y resistencia.
Siempre he tenido una relación íntima con la nostalgia, una urgencia por comprenderla. No la dramatizo, pero reconozco que todos cargamos con un pequeño drama interior; y según cómo se gestione, puede volverse materia de creación o de desgaste. En mi caso, escribir fue y sigue siendo una manera de contener y transformar esa energía.
En ese mismo sentido, la gestión cultural ha sido paralela y orgánica a mi práctica de escritura.
- BOL: ¿Cuál ha sido el momento más destacado de su carrera como escritora hasta ahora?
- DP: No suelo pensar en mi trayectoria en términos de hitos o momentos destacados. Si algo considero relevante es haberme mantenido fiel a un impulso interior, más que a una expectativa externa.
No escribo con la idea de reconocimiento, sino con la necesidad de nombrar lo que no quiero que se me estanque adentro. Si alguna vez he sentido una forma de gratificación, ha sido en lo cotidiano: en los gestos mínimos que revelan que el texto ha hecho contacto.
- BOL: ¿Cuál es el tema principal de su más reciente libro, Pienso en el Final? ¿Tiene alguna relación con su vida personal?
- PD: Pienso en el Final es un libro de narrativa breve que transita entre lo íntimo y lo universal. Si bien la primera persona predomina, no lo concibo como una escritura meramente confesional, sino como un ejercicio de exploración literaria donde las licencias poéticas permiten dialogar con otras voces y resonancias.
El texto va y no va de mí: no me atribuyo el hallazgo de la autoexploración como recurso, pero sí asumo que mi literatura se sostiene en ese filo entre la vulnerabilidad y la lucidez.
Los relatos oscilan entre el amor, la muerte, la espera y la memoria, y están atravesados por una sensibilidad que no rehúye al autosabotaje ni al despojo emocional. Más que contar una vida, Pienso en el Final busca tocar ciertas fibras que habitan en todos: lo efímero, lo que no se dice, el peso de lo que permanece.
- BOL: ¿Cómo describiría su estilo de escritura?
- DP: Mi escritura se sitúa en un territorio híbrido, entre la prosa poética y la narración introspectiva. No me interesa responder a una categoría formal cerrada, sino trabajar con el lenguaje como materia sensible, como posibilidad de pensamiento.
La primera persona, en mi caso, más que una elección estilística, es una forma de explorar las tensiones entre el yo, el cuerpo, la memoria y el amor/odio.
BOL: ¿Cómo se prepara para escribir un nuevo libro o proyecto literario? ¿Cuál es su proceso de escritura y cómo se enfrenta a los desafíos creativos?
- DP: No tengo un ritual fijo, pero sí ciertas condiciones que suelo respetar: el silencio, el cansancio justo, una soledad elegida. A veces uso notas en el celular, otras veces cuadernos físicos; rara vez inicio un texto desde la pantalla en blanco. Necesito dejar que las ideas maduren en estado casi latente, como si fermentaran.
El vacío creativo es complejo. A veces es agotamiento, otras, una falta real de sentido. Y cuando el silencio se prolonga demasiado, no solo es un problema personal, también es una especie de condena en un circuito que funciona bajo lógicas productivistas. La última vez que dejé de publicar, descubrí que para el mundo literario boliviano simplemente había desaparecido.
Volver no fue fácil: implicó, en muchos casos, volver a las “ligas menores”, donde lo que se valora no siempre es la calidad del texto, sino la capacidad de autopromoción, el marketing, la visibilidad performática. Yo no nací para la camaradería de este rubro.
No quiero hacer literatura desde la ansiedad. Por eso escribo mucho y publico poco. El descarte es parte de mi método.
- BOL: ¿Qué proyectos literarios tiene en marcha o en planificación para el futuro?
- DP: En este momento estoy cerrando los últimos detalles de Chifa Felicidad, un nuevo libro de prosa poética que verá la luz muy pronto bajo el sello de Editorial S Bolivia, con edición a cargo de Gabriel Salinas.
Es un libro que se permite cierto juego con la ironía. Hay en él una búsqueda por escribir desde los márgenes, sin perder el pulso autobiográfico que atraviesa mi escritura.
Este nuevo proyecto no es una continuidad de Pienso en el Final, pero sí, la materia del texto sigue siendo la vida cotidiana, vista con ojos que analizan desde lo poético, pero esta vez el tono es quizás más suelto, más lúdico, aunque no menos punzante.
- BOL: ¿Qué mensaje quisiera dejar a sus lectores?
- DP: Como escritora, no tengo un mapa definido. Pero sí un norte, escribir desde lo que me interroga, no desde lo que se espera de mí. Y si algo deseo que quede en quienes leen lo que hago, es la sensación de que el lenguaje, aunque fragmentario, aunque a veces insuficiente puede ser un lugar donde habitar con dignidad lo que sentimos, lo que callamos, lo que no sabemos cómo nombrar.
Y si de algo estoy convencida, es que escribir y gestionar cultura en contextos precarios, como el nuestro, es un acto político. Uno que no se grita, pero que resiste.
Ficha Biográfica

Daniela Peterito es de Sucre. Escritora y diseñadora gráfica independiente, tiene una maestría en Estudios de la Cultura con la mención en Artes y Estudios visuales.
Además de libros, ha escrito en varios suplementos literarios de Bolivia desde 2004. Es gestora cultural y actualmente vive en la capital de Bolivia.
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